miércoles, 26 de diciembre de 2007

TARTUFO


Llegó la primavera loca y de un empujón desterró al invierno frío y gris. El ocre fue sustituido por un verde intenso y las semillas germinaron; mi jardín estallaba en colorido, pero no dejaba de ser un bosquecillo urbano bien cuidado como otros muchos que hay en la ciudad hasta que tú decidiste poner la nota disonante y distintiva. Un sello muy especial que sólo tú podías dar…Una mañana, el aire corría fresco y el sol con su esplendor nos engañaba a todos. Era temprano y el jardín a esa hora estaba en penumbra, menos un rayo de sol que se había colado no se sabe por dónde e iluminaba un rincón descuidado de mi mano torpe. Semejaba un haz de luz que enfocaba un pequeño escenario de apenas cincuenta centímetros. Estaba observando su alegría y atrevimiento cuando de pronto te vi aparecer. Venías tiritando y tus andares eran cansinos; miraste al rayo sin medir lo dañino que puede ser para unos ojos donde la oscuridad es lo suyo y moviste la cabeza rabiosamente como maldiciendo al sol. Después, reaccionaste y estirando tu cuerpo, te aposentaste en aquel círculo mínimo; me ignoraste y te dormiste.

¡Me das una envidia!, cada mañana a la misma hora paso y allí estás tú; haces un esfuerzo grande en abrir los ojos para saber quién pasa junto a ti, pero ese rayo solar te ciega la visión… ¡Da igual!, que sepas que siempre soy la misma persona.Me llama la atención que no te asustas de nada, que estás tan feliz en esa urna de luz metido que nada ni nadie te va a incomodar, hasta los niños, que ya sabes que son de abrigo, pasan junto a ti y ni te inmutas.

Hoy te he mirado más detenidamente mientras dormitabas y casi guapo te he visto. Fíjate que el primer día que te encontré, me pareciste un esperpento... ¿Qué me dices de los baños que te das? Ese chorro que cae del riego de las flores, vas y te duchas una y otra vez; la verdad es que te sienta de maravilla el baño. Cualquier día digo a mi hijo pequeño que baje y le muestras los poderes que genera la limpieza, quizá se anime de una vez por todas.

Me caes simpático, que lo sepas, aunque eres un cara dura que te has impuesto en mi jardín sin pedir permiso, si quieres te puedo adoptar, la verdad es que estás hecho una lástima y no hay día que no vengas con una herida; además, se nota que pasas hambre y no me lo niegues, porque te he visto comer una hoja de lechuga poniendo tal gesto que seguro que te estabas imaginando que era una merluza. Incluso, evalúa mi ofrecimiento, te puedo pagar un médico ya que enfermedades puedes tener unas cuantas porque, si te soy sincero, tengo ganas de tocarte pero me da miedo que me pegues cualquier cosa; soy un maldito escrupuloso, lo siento.

¿Te hace o no te hace? Venga, no seas vago y contesta, con un gesto me vale…, cuando quieras respondes, que sepas que no tengo todo el día y que me he de ir a trabajar.¡Ya estamos de vuelta! Poco más y te hacen una cirugía estética completa, por dentro y por fuera… ¡Estás de capricho, Tartufo!
No me mires malhumorado, te he hecho un favor y, ahora, sí que puedo decir que en mi jardín hay un gato al sol… ¡Ah!, lleva al cuello un sonajero con un lazo rojo…, no sé, creo que le he puesto demasiado maricón. ¿Se lo quito?

1 comentario:

El rincòn de mi niñez dijo...

Hola M,Angeles espero que hayas pasado unas lindas fiestas... me encantó el post,muy tierno,un beso grande