sábado, 7 de febrero de 2009

LA FRIALDAD DEL ARCANO

Ahí fuera ruge el viento. Las ramas desnudas aletean la últimas horas y la noche se traga sus miedos…
-Antonia, ¿te arrepientes de algo?
-No sé qué es el arrepentimiento. ¿A qué huele?
-A leña mojada. La lluvia ha sido tan intensa que se ha metido entre los muros.
-…Los olores son parte de nuestra memoria. Cuando era chiquita una noche madre me mandó a buscar algo para calentar la chabola. También llovía como hoy. No encontré apenas unas ramas tiradas, sin vida. Tenía miedo de volver con las manos vacías porque me atizaría, llevaba mal lo del frío, el hambre, la pobreza. Claro, no hacía más que parir y los hijos que no morían, eran gatos hambrientos… ¿Sabe? Con siete años cuidaba de mis hermanos como si fueran mis hijos… Aquella noche volvía con mis ramitas mojadas, temblando, también tenían hambre, pero mi estómago me obedecía y no maullaba por eso no me sintieron entrar, tal vez por eso me salvé… Casi no había luz, el fuego era una tibia brasa y la voz de mi madre chillando como un cochino, las vocecillas de mis hermanos llorando se fueron apagando, ¿sabe cómo? Un hachazo limpio, un silencio más, así hasta que la noche quedo muda y oscura. Permanecí acurrucada en un rincón hasta que los pasos se perdieron entre la lluvia… Tuve tanto miedo de lo que mis ojos intuían que salí de nuevo a la calle. Quedé dormida hasta que un gallo cantó al alba y escuché el llanto de Inocencio tras mi espalda. Cogí su mano tan congelada como mi corazón y entramos en la casa… Olía a leña mojada, muerta…, como ahora.
-Antonia, has sido una mala persona, ¿lo sabes, verdad?
-Tampoco sé lo que es eso. A lo largo de mi vida no he conocido otra cosa. Quizá fuera un lobo que mordía para defenderse, mataba para subsistir. No crea todo lo que le cuenten, las palabras por el camino se distorsionan.
-¿Rezamos un poco, Antonia?
-¿Cree que para mí va a ver paraíso? Su Dios no existe. No hay certeza más grande… Desde el primer día robé para comer Inocencio y yo y la pasma nunca me pilló. Me pillaron los otros y pagué según su justicia hasta que aprendí y me hice más fuerte que ellos, entonces impuse mi ley para que nadie me volviera a engañar ni pisar y quien osaba hacerlo le mataba. Ya ve no me tembló la mano cuando maté a mi hijo mayor. Era un indeseable… Ése sí que era malo… ¿Cómo va a existir un Dios que permita estos horrores? Ese Dios no pisa los bajos fondos… No pisa.
-Descansa, te has fatigado…
-¿Usted tiene algún recuerdo bonito? Yo sí. Uno solo, pero muy grande.
-¿Me lo quieres contar, Antonia?
-Siempre quise saber leer… Cuando aún era chiquita aunque ya estaba sola con Inocencio y ya robaba y pegaba patadas y la navaja comenzaba a ser mi aliada, pasaba muy a menudo por una pequeña tienda cuyo escaparate estaba lleno de libros, pero había uno muy bonito con dibujos de colores y… muchas letras. A pesar de eso… me lo compré. No lo robé.
-¿Nunca se lo diste a nadie para que te lo leyera?
-No, no lo quise compartir con nadie. Ha sido mi secreto, lo más puro que he tenido.
-¿Qué fue de ese libro?
-Aquí está conmigo. ¿Quiere verlo?
-Me encantaría, Antonia.
-¿Sabe leer?
-Lo intentaré…
…El viento ha dejado de zurcir las ramas desnudas y la lluvia cae dulcemente. El Padre Prieto sigue leyendo en voz alta. Quiere terminar de leer el libro. Hace rato que Antonia cerró los ojos para siempre, pero él sigue hasta la última hoja. Después entorna la tapa y pone el libro entre las manos de Antonia.
-¿Sabes, Antonia? Para las ovejas descarriadas también hay paraíso. Tú ya estás allí, hija mía.

10 comentarios:

aapayés dijo...

como acaricia la lluvia de tus versos en tu post, muy hermoso tu espacio y navegar en el es una dulzura inmensa..

saludos fraternos...

goyo dijo...

bonito rubia
un beso

misticaluz dijo...

Hola Mª Angeles guapa, paso a saludarte y a ponerme al día con tus escritos, he estado fuera una semana y ando muy atrada en blogs, así que con más tiempo y tranquilidad te leo con detenimiento.

Amiga ya sabes un placer tenerte entre mis seres relajantes.

Recibe un gran abrazo!

Beatriz

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

Hermoso relato, me emociono hasta las lagrimas.

Un abrazo desde MG

José Luis López Recio dijo...

Muy muy bonito, enhorabuena, eres capaz de emocionar. Te seguiré de aqui en adelante.

calamanda dijo...

A veces podemos pasarnos años

sin vivir en absoluto, y de pronto

toda nuestra vida se concentra en

solo instante.

Oscar Wilde
(1854-1900)


Precioso relato, como es frecuente en ti.

Un fuerte abrazo.

CALAMNDA

LUCIA-M dijo...

Precioso!
Me hiciste llorar.
Cada relato nos haces ser protagonistas y nos estremeces el Alma.
Aunque no deje a veces huellas te helo
Un beso.

Nómada planetario dijo...

Toda una existencia condensada en esta entrada, entrañable poder de síntesis.
Besos desde el paréntesis.

Mónica dijo...

hola ma.angeles, precioso!! me emocionó mucho! ¿Cómo andas? Hacía dias que no venía por aquí. Nos vemos, mi querida amiga.

María dijo...

Por esas historias que nos cuentas ¡te mereces tantas cosas! ... ¿te pasarás por mi escalera??
Besos