jueves, 11 de marzo de 2010

DANIEL

El sol ha despertado en el horizonte, tibio, amable. Nos hemos mirado como si no nos conociéramos, pero ambos callábamos, es un día donde sobran las palabras y los recuerdos surgen a borbotones como hachazos en la memoria.

Cada doces meses, surjo en la sombra de las letras de mi autora. Realmente no existo si no es en su imaginación, pero juro por Dios que tuve vida, vibré, gocé, amé. Pero un solo mordisco en el tiempo se llevó cualquier sentimiento y aunque ella, MªÁngeles, tratara de reanimarme, de volverme a dar un haz de luz, no pude superar la ausencia de mi fiel compañera Macarena; hoy es su aniversario. Para mí, un once de marzo sin fecha de caducidad.


MªÁngeles busca entre las hojas de la memoria mi piel, mi esencia y sólo encuentra el frío del vacío, la soledad de mis palabras.

Mi existencia era maravillosa. Macarena y yo viajábamos y contábamos nuestras experiencias, la convivencia, el día a día de nuestro amor. Los lectores estaban encantados con nosotros, pero un once de marzo, a eso de las ocho treinta de la mañana, cuando estábamos preparados para iniciar una nueva aventura, las entrañas de nuestro Madrid rugieron, bramaron polvo y dolor, y los dedos de MªÁngeles se rompieron, entre líneas de lágrimas montó a mi Macarena en uno de esos trenes que nunca llegaría a su destino… Y yo, Daniel, de profesión cuenta cuentos, me quedé paralizado en el andén de una estación esperando el regreso de Macarena.


Como cada año, mi figura es desempolvada para poner voz a una sensación y aparezco entre la bruma con la misma pena que hace dos mil ciento noventa días, pero sé que MªÁngeles me saca para que la brisa de la vida me infunda el aliento necesario para deciros que Macarena como aquellas ciento noventa y dos personas que murieron con ella no se olvidarán nunca y, aunque sus sueños están enterrados en las vías de un tren, revolotean entre nosotros para que hagamos realidad lo que ellos no pudieron.


Macarena, te quiero…

Daniel

10 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Es muy emotiva tu entrada de hoy. Aquel se quebraron muchas vidas.
Un abrazo

Juan Julio de Abajo dijo...

Cuando la cerrazón animal se apodera del hombre, mata personas y destruye sueños. ¡Cuanto sueños murieron y cuantos humanos perdieron a otros congéneres!

No te veo pero se siento, darling.

JULIO.

www.fancyediciones.es
juan@fancyediciones.es

Alís dijo...

Dolorosa la razón de vivir de Daniel: evitar el olvido de aquel 11 de marzo y sus víctimas.
Me emocionó el relato.
Un beso

Maripaz dijo...

Muy emocionante tu recuerdo a las victimas de tan tremenda barbaire...

Para ellas y sus familias,todo mi cariño y respeto

Maripaz dijo...

Queria decir barbarie...

Susana Peiró dijo...

Un Daniel que sólo existe para recordar un día, un momento, la tragedia y el amor eterno.

Acaso como muchos seres que a partir de ese triste momento pasaron de ser humanos, a lápidas de sus seres queridos.

Emotivo trabajo Mª Ángeles, muchas Gracias por publicarlo!

(y por mostrarme la huella a tu espacio)

Un fuerte Abrazo!

Juan Antonio ( Amaneceres mios) dijo...

Solo te digo gracias .No puedo decirte mas,solo gracias...

ALBINO dijo...

Todos lamentamos esta terrible tragedia, este atentado. Lo único que me molesta es que se le quiera sacar partido político, incluso entre familiares de las víctimas, y no digamos en los politicos profesionales.
¡Que pena!

calamanda dijo...

Nunca nos olvidaremos de ese día,
su recuerdo permanecerá siempre en
nuestra memoria.
Hermoso recuerdo.

Un abrazo.

Victoriana Díaz dijo...

Bello recuerdo pero el peso de la ausencia hará balanza todos los dias de la vida de Daniel.Que decir de aquel tremendo desastre de vidas humanas... por desgracia en mi pueblo lo vivimos de cerca. Desde aquí le hago homenaje a Mari Carmen una de las fallecidas. Laura tambien fue victima pero quedó con vida, aún hoy sigue recuperandose.
Un abrazo, ha sido un placer visitar su bloger