Allí están robles centenarios, vegetación exótica y extravagante que trajo el indiano revolucionando y escandalizando a toda la aldea. Sin embargo, aquel recinto abierto al océano, la erguida y gallarda mansión, las costumbres excéntricas de sus dueños, se convirtieron en el centro de su vida. Ella decía que aquella gente tenía duende, y que uno de los hijos de la familia indiana, Ángel, era el nomo que conquistó el corazón de una campesina...
Marta está nerviosa, la emoción le impide moverse con facilidad, ordenar las ideas que se agolpan alocadas en su mente. Hoy es el gran día, faltan escasos minutos para el momento que lleva esperando veinte años; por fin ha llegado.
Viste un sencillo vestido floreado en tela vaporosa que aún le hace más joven, pero no es ése el atuendo que llevará, sino el que reposac olocado en el sofá. Es tan bonito que se le saltan las lágrimas al contemplarlo. Siempre pensó ponerse algo así que pareciera una princesa de cuento. Se mira al espejo y no puede evitar pensar en Ángel. Un cosquilleo electriza todo el cuerpo dejándola paralizada, constantemente le pasa lo mismo al pensar en él. Hay cosas que el tiempo no cambia por mucho que pase, y su amor sigue virgen.
Atrás quedan otras vivencias, desencuentros, alegrías, otra vida. Hoy la fortuna sonríe a Marta, se siente mujer, femenina, dichosa, intima. Sensaciones que nunca pensó volver a tener. Las guardó en un cofre que Ángel le regaló al partir, para que el mar meciera su pasado. Después, su reloj se paró, nunca más las volvió a sacar, y se fundió en una vida anodina, sin protestas. Todos pensaron que ella era feliz y, en cierto modo, era verdad porque su espíritu nunca fue proclive al llanto inútil. Se conformó con lo que la vida le dio, disfrutó, y trató de dar las gracias al despertar y al dormir cada día, aunque sin dejar de mirar a la silueta de la mansión de ”la Paca”que se dibujaba en el horizonte.
Turbulencias del destino, puso de nuevo en su camino al gran amor de su vida, y al tren se subió sin pensarlo dos veces. Ahora, mira por la ventana y le ve llegar. No espera, no reflexiona, y se precipita a su encuentro. Da igual lo que lleve puesto, el deseo le puede, y olvida su vestido de princesa. La gran escalinata de la casona de “la Paca” es testigo del hechizo que resurge entre los vahos del pasado y las brumas del deseo.
Absortos en ellos mismos, no oyen lo que el edil les dice, ni ven quiénes les acompañan en su gran momento. Para ellos sólo existen los ojos con los que se miran, siguen azules como cuando eran niños. Sus almas se desbordan de tanto amor contenido y no digamos la pasión, ésa que tan callado mantuvo Marta durante veinte inconscientes años de espera... Se besan con ternura, deleitándose en el acto. Rozan sus manos con cariño, ya son el uno para otro, y huyen a la vida que les espera.
... Suena el despertador. Marta sonríe de placer mientras se despereza. Abre los ojos lentamente a su realidad más viva. Suspira, se siente inmensamente feliz, y se levanta con vitalidad. La luz del día la termina por despejar. Hay niebla, ha helado, pero aún en la bruma, se adivina en la lejanía la mansión de “la Paca”; es hermosa la foto que se planta ante sus ojos, tan bella como el sueño que tuvo esta noche.
7 comentarios:
Exquisita tu presencia escrita, como siempre me robas el tiempo y aniquilo así mi vida por un momento y la convierto en escena misma de tus versos...
saludos fraternos con mucho cariño...
un placer inmenso leerte siempre
Amiga Ma. Angeles...
Bello .....como todo lo que posteas en la que en esta ocasion le toco el turno a Marta y a la casona.
Un beso..
Un relato muy bonito.
"Deja que mi corazón se embriague
con una mentira
que se sumerja en tus bellos ojos
como en un bello sueño,
y que dormite largo tiempo a la
sombra de tus pestañas"...
BAUDELAIRE
Un abrazo.
CALAMANDA
Magnífico relato, Mª Angeles.
Y es que como le pasa a tu protagonista, hay que subirse al tren sin pensarlo dos veces.
Saludos.
Estoy encantada de que seas
seguidora mía.Muchísimas gracias
por tus palabras y lo demás.
Un fuerte abrazo.
CALAMANDA
Amiga, he imaginado cada cosa, cada paso, que nos relatas. He visto el rostro de su protagonista, aprecie su belleza angelical, senti su emocion y no se por que me despertaste al final... me agrado mucho la historia.
Un abrazo.
Saludos desde Japon.
Hermoso....
Sabes bailar tu cancion?
un beso
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