domingo, 5 de julio de 2009

LA HUELLA

María está fregando los cacharros. Mientras, escucha en la radio un programa muy entretenido. En el mejor de los momentos, lo interrumpen para dar paso a los anuncios, y una voz tan alegre como el sol que entra por la ventana, dice: "Amigo, no se olvide. Hoy es San Valentín".
Para su trajinar y, secando la piel de sus manos, prepara un café y se sienta. Enciende un cigarrillo. Fuma con placer y su pensamiento asciende igual que las volutas de humo…

María olvidó cómo es el amor. Ni siquiera recuerda qué textura tiene, o el sabor que produce en el paladar del corazón.
Le gustaría ser como los otros que dicen amar, sonreír porque la dicha vive en ellos. Pero no, ella es distinta, tan diferente, que a sus años, su amor está marchito. Se secó una primavera y jamás volvió a florecer.
… Lo contempla con ternura y sus ojos entristecen. Aún conserva sus lágrimas tatuadas en ellos.Se pregunta cómo sería ahora su vida con amor. No sabe, no contesta.
Hace memoria y, aunque el tiempo desdibuja los recuerdos, hay imágenes que no se pueden olvidar.
Entonces, el rostro de María se ilumina y la mirada se pinta de amor.
Suspira, ¡qué tiempos aquellos!, y se funde de nuevo en el olvido.

2 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Precioso, incluso en cierta meddida me he sentido identificado con la protagonista...
Un abrazo
He escuchado tu entrevista. Estuviste estupenda.

aapayés dijo...

Suspiro lleno del recuerdo cotidiano.. bravo


Saludos fraternos con cariño
un abrazo

besos