miércoles, 16 de septiembre de 2009

LO QUE EL TIEMPO HIZO DE TI

El jardín está silencioso, es un remanso de paz, cosa que a Gabriel le incomoda, se aburre sin hacer nada y se pregunta cuánto faltará para que todo termine.
-Gabriel, hay un estudiante en la verja que pide permiso para entrar.
-¿Qué quiere?
-Tiene que hacer un trabajo y ha pensado en ti, si le puedes ayudar.
-¿Yo? Dile que pase.
Ya nadie se acuerda de él, las visitas dejaron de gotear hacía tiempo; esto es inesperado.
-Buenas tardes señor Fernández. Me llamo Javier Olivas, estudio cuarto de Periodismo en la Complutense y he de presentar un trabajo… había pensado en usted.- el joven mira implorante a Gabriel, su timidez no le deja expresarse más.
-Juventud, divino tesoro ¿qué años tienes?
-Veintitrés, señor.
-¿Qué has hecho para no haber terminado la carrera? A esa edad, yo ya estaba zascandileando por el mundo con el título en el bolsillo ¿Eres tan parado normalmente? Con esa actitud Olivas no te comerás un rosco en el periodismo. Siempre habrá alguien que te pise y se lleve tu trabajo por delante ¿Sabes mentir? Hay que ser honesto e íntegro con tu trabajo pero al de al lado, ni agua ¿Sabe alguien que estás aquí? ¿Te has molestado en averiguar de qué van los trabajos del resto de la gente? ¿Eres perro solitario? Sí, creo que sí, no hay más que contemplarte ¿Fumas?
-No señor, es malo.
-Anda, mete la mano en el bolsillo de mi bata y enciéndeme uno, fumar es como aspirar el aroma de una mujer ¿Cuánto ha de ocupar tu trabajo? ¿De qué tiempo dispones?
-No hay límite señor; pienso que cuanto más extenso mejor y he de presentarlo en cinco meses.
-Primer error: la calidad ha de primar, no la cantidad ¡Capacidad de síntesis chiquillo! Decir mucho en poco para atrapar al lector sin cansarle y que cuando termine, tenga la necesidad de más ¿Comprendes? Natacha por favor, enciende la chimenea, empieza a hacer fresco; vamos a dentro Olivas, hay poco tiempo.-Javier ¿cuánto dinero tienen tus padres?
-Una posición acomodada, señor.
- Tu ropa es cara y tus modales denotan que hasta ahora no has tenido que luchar por nada ¿Aún no te has destetado verdad?
-¿Cómo dice, señor?
-Déjalo. Bien, comencemos. Enséñame cómo has pensado enfocar el trabajo ¿Es un best-sellers de mi vida? ¿Qué preguntas tienes preparadas? ¿De qué documentación dispones?
-Pensaba que usted me lo diría porque no sé si quiero hacer una radiografía de usted o de su pensamiento.
-Mira tú por donde, te has vuelto a equivocar. Vete ahora mismo a tu casa y cuando tengas una maqueta hecha, vuelves.
-Si, señor.
-Deja de una puta vez el señor. Por favor, llámame Gabriel a secas.
-Sí, señor.
Con esta respuesta Javier Olivas se marchó cabizbajo, oyendo mientras se alejaba, el eco de los gritos del anciano, era verdad lo que había oído decir de aquel hombre.
-Pregunté en el estanco y me dijeron que este tabaco huele muy bien ¿Le enciendo uno señor?
-Eso es una mariconada hijo, te han engañado, pero pruébalo tú y me dices; no tosas encima de mí.
-Pues no está mal su sabor, es suave ¿desde cuando fuma, señor?
-Desde que vestía pantalón corto; compraba un cigarrillo suelto todos los días marca Bisonte y, me sentaba en un bordillo para ver mejor las piernas de las mujeres ¿sabes? Fui un canalla con ellas pero nunca maltraté a ninguna, sólo disfruté de sus personas. Recuerdo a Margot ¡Magnífica mujer! Era un poco mayor que mi madre, me enseñó a ser un as en la cama ¿Tú cuándo has echado el último polvo? Bebe un poco de coñac, estás temblando.
-¿Yo, señor? ¿He de responder? Y disculpe pero no bebo.
- Pues Bebe ¡Coño! Prueba primero. Tu cara, tu expresión nunca han de ser el reflejo de lo que piensas o sientes, además, ninguna pregunta o actitud te deben pillar desprevenido, como si por tus venas no corriera la sangre ¿No me ves a mí? Estás patético.
-Sí, señor, pero es que usted es un viejo cascarrabias ¿Usted siempre ha sido así?
-Recuerda que siempre hay más preguntas que respuestas. La hipocresía social me abrumó desde bien chiquito, yo quería aproximarme a la verdad; me acercaba al suceso, lo contemplaba y después, velaba porque esa escena cotidiana no fuera camuflada por un cheque en blanco. Tenía ambición de ser libre, no poderoso. Javier ¿Qué es para ti la honestidad?
-¿Para mí, señor? No hacer daño.
-Muchas veces comprendí que lo que contaba no era oportuno ni conveniente por eso alguna vez pasé por los calabozos; en aquella época me convertí en un periodista incomodo para el régimen.
-Entonces ¿Dónde están los límites?
-¿Cómo puedes ser tan mamarracho al preguntarme eso? Tú sabrás, yo luché por no ser reo de otros ni siquiera de mi mismo, al menos en cuanto al trabajo. Chico, cada persona es un mundo, tú lo has de saber. Cada vez que vas al baño, ¿tu mamá te dice como te has de limpiar el trasero?

El reloj marcó las cinco. Gabriel miraba por la ventana hacia el jardín, era una tarde lluviosa pero no se convertía en el principal pretexto para que el muchacho llevara media hora de retraso en la cita, cada vez odiaba más la falta de puntualidad o ¿Es que la paciencia se iba agotando? Le caía bien aquel chico asustadizo, crecido entre libros y mermado de vida. Los tres últimos meses había notado un empeoramiento y aquel chaval, le hacía olvidar, sentir nostalgia del tiempo.
-Buenas tardes señor, disculpe mi tardanza, me he entretenido con un par de compañeros; les pregunté de qué iba su trabajo ¡Una tontería! Se limitan a recopilar información de periódicos sobre el hundimiento de Mario Conde ¿Recuerda aquel caso señor?
-Y tú ¿Qué les has dicho del tuyo?
-Nada, señor, que ni siquiera había empezado.
-¿Te has mirado al espejo? Estás horrible con esas melenas que te has dejado.
-A mí me gustan, señor, es la primera vez que me gusto cuando me veo ¿Usted se ha gustado siempre?
-Siempre es un término absoluto. Todos los días me miro, más que nada para corroborar que el del espejo no soy yo, la imagen va por un lado y yo por otra. Esta situación me ha hecho vulnerable y para luchar contra eso, me recuerdo mi estado mirándome; siento orgullo de mi proeza y vergüenza de mi cuerpo.
-Pues yo llevo media vida avergonzándome de mi mismo aunque, desde que le visito, noto que tengo más agallas, no me escandalizo de mí mismo. Usted ¿Cuándo se sintió hombre?
-Desde que me explicaron que las niñas tienen vagina y los niños pene; me gusta frivolizar con los temas serios y tomar en verdad las tonterías más banales, la aparente simplicidad de la vida. Por eso, me llamaban los colegas el alquimista de sueños cuando de verdad, era un idealista que no se había quemado a pesar de tanta porquería que me rodeó. Amé mi profesión como un enamorado a una mujer; no me dejé arrastrar por el miedo de saber realidades como las de las cárceles cubanas o el comprobar que el Tratado de la Convención de Ginebra apenas se cumplía… el enfermo de SIDA, el político corrupto, los pederastas. Sólo sabía que mi pluma debía hablar, llevar la verdad, la opinión que me merecía todo aquello que palpaba, está aún guardada.
-Señor ¿No le quema tanta reflexión sin compartir? Sepa usted que eso es un filón.
-¿No me digas que te has vuelto un sabihondo? Lo mío es mío y un perfecto desconocido no tiene derecho a saber mis secretos más íntimos.
-Señor, mas que contarme su vida, me está enseñando a ver; soy un ciego con ojos sanos. A usted ¿le hubiera gustado que haciendo su trabajo, le hicieran un corte de mangas como el que me acaba de hacer a mí? Mañana se muere y ¿Para que sirvió su experiencia? ¿Para los gusanos?
- ¡Ójala sucediera! A mí nadie me impone nada.
-Sepa usted que es un amargado; no quiere compartir porque no quiere recordar, la nostalgia duele ¿A que sí?
-Te has vuelto un descarado.
-Usted me ha enseñado a escarbar, a desear la verdad. Es un viejo carcamal y me largo.
-Recuerda cuando termines el trabajo, que no me llamo señor, sino Gabriel Fernández.
-No se preocupe señor… Gabriel, no pienso hablar de usted.
Javier Olivas salió al jardín y se acercó al estanque; el agua reflejaba su persona y sonriendo se marchó todo lo rápido que pudo. Tenía que escribir y sabía que ahora sí podía; conocer a aquel viejo chocho era lo mejor que le había pasado.
El agua del estanque es un espejo arbolado en días de sol primaveral, mientras que en el otoño se transforma en una manta dorada de hojas flotantes. Una silla de ruedas reposa tranquila en su borde; está ocupada por un hombre cuya mirada no puede ocultar la tristeza. Sus brazos yacen inertes, la hemiplejia sigue su curso imparable; desde hace cuatro años, Gabriel mira hacia delante, pelea silenciosamente contra la naturaleza y las limitaciones que trae con ella. Su consuelo después de conocer al joven aprendiz, es pensar que aún la cabeza funciona y la capacidad de seguir sus huellas es más que nunca el salvoconducto para no caer en la desesperación. Piensa, estructura los caminos y rumbos que tomó su existencia durante sesenta y cuatro años vividos intensamente, demasiado deprisa recapacitaba a veces, sin embargo hoy, se han convertido en un pozo inagotable de reflexiones; ese muchacho tímido e inseguro le ha hecho revivir lo que el tiempo hizo de él.
-Natacha por favor, llama al mamarracho de Olivas, quiero ver lo que está haciendo.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Genial!! No me ha gustado, me ha encantado. Gustar es una palabra muy floja! Enhorabuena una vez más.
Gracias por tu visita en mi blog, aunque más que seguirme incondicionalmente, prefiero que me sigas con la condición de que te entretenga. O aunque sea para hacerme alguna crítica o darme algún consejo.
Lo de mi sueño que leíste, tal vez lo prolongara demasiado. Fue por mi insistencia de explicarlo con la mayor exactitud posible, por si algún "chalado freudiano" se animaba a interpretarlo (perdonen los admiradores de Freud, es una broma).
Con la cara dura que me permiten mis 21 años y mi inexperiencia en tratar con personas mayores que yo, te invito a que leas LA PLUMA y FELICIDAD DE SENSACIONES. =)
Dejo también el link de un reportaje que me publicaron en EL SIGLO, que quiero que tenga gran difusión.
Muchas gracias y sigue así. Es fantástica tu manera de escribir. Y sobre todo ser capaz de narrar historias tan distintas y profundizar tanto en la personalidad de cada personaje.
PD: Un detalle dejar mi nombre en tu relato y solo cambiarme el apellido ;) jaja

Unknown dijo...

Perdón. Aquí va el link que les dije. Se me olvidó antes:

http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2009/824/824TribunaCamacho.html

TitoCarlos dijo...

¡Qué bueno! Es real como la vida misma. 'A' vuela y 'B' trota sobre la tierra. Al hablarse 'A' recuerda cuando trotaba, y 'B' decide volar...

Muy bueno.

Un beso,

Juan Escribano Valero dijo...

Hola María de los Ángeles: Estupendo relato me ha encantado, es tan verosimil que se diria que es real como la misma vida.
Un fuerte abrazo

José Luis López Recio dijo...

Es estupendo.El modo en que has tratado el encuentro de dos personalidades diferentes en momento sde su vita tan dispares: uno comienza su actividad; el otro la ha finalizado y se reactiva de alguna manera gracias a la chispa que enciende en joven dentro de su cabeza.
Has descrito fabulosamente bien ese resquemor, esa pelea con la vida, ese resentimiento y amargura que viven las personas meyores que se ven dentro de una silla de ruedas. En serio. Una maravilla.
Mil besos y fortísimo abrazo.