lunes, 23 de noviembre de 2009

COMO GRANOS DE ARROZ EN LA TORMENTA

Llamó y me lo contó casi en un susurro; me dijo que no podía redondear su vida desde que él faltaba. A pesar de la ternura con que el tiempo trata a las pérdidas y hace más pausado el asimilar el dolor, no lo superaba.
Él era un corazón forjado en la bondad, alegre y vital… Ahora, las sombras espesas que la abrazan son tan frías como el hielo en noches de invierno. La angustia comprime los surcos de su frente, la comisura de sus labios y su pelo ya no es el trigal de antaño sino la nieve difuminada en su cráneo.
Calló unos instantes, el silencio también sabe hablar de dolor, su lenguaje va más allá de las palabras. No la veía, pero me imaginaba su rictus perdido y preguntando lo que los años no han sabido responder.
Recuperó la voz para narrarme que sus duelos son como los granos de arroz en la tormenta: jamás se ablandan y hacen daño al estrellarse contra el corazón..., contra la razón. Se han convertido en el peso basculante entre la realidad y el deseo, entre la nostalgia y la memoria.
Sigue guardando en cada rincón, en cada pliegue del aire que respira, un trozo de él que pinza su existencia.
A veces, siente que sigue vivo, que entrará por cualquier ventana aquella sonrisa con que iluminaba su vida… También, a veces, le presiente en la afonía de las paredes mullidas por lágrimas secas. Su imagen se difumina y agarra la foto para pensar su cuerpo más alto, crecidas sus manos con el rigor de la madurez… ¿Cómo sería él ahora? Se pregunta.
Para ella, no hay fecha ni caducidad en su amor, éste será eterno. Da igual que los años se marchiten en un calendario; sólo pide saber qué pasó con él. Un día salió y la puerta no se volvió a abrir. Ella, sigue esperando..., esperando saber qué pasó aquel día en que su hijo desapareció.

6 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Ha sido un relato duro y has logrado que tenga un pellizquico en el estómago. Muy bueno, como siempre.
Un abrazo.

calamanda dijo...

" El ruido de la tormenta me recuerda a ti, saboreo la lluvia
y el viento, espero verte llegar.
El ruido de la tormenta me recuerda
a ti..."

Lo aprendí de memoria...y era una
noche de tormenta y lluvia...

Un beso.

Anónimo dijo...

Un relato tremendo y de los que te dejan temblando. Te quedó de cine, amiga. Las esperas son tan duras, tan terribles. Esa incertidumbre te consume. Un besazo.

ALBINO dijo...

El amor, cuan do se pierde, pues llevar al dolor.
Pero aunque lo escribas, en la vida tomalo con más optimismo.
Piensa que el amor, cuando se pierde, puede llevar a otro amor.
Besos

José Luis López Recio dijo...

Me paso de nuevo por aquí para comunicarteque tienes un premio en mi blog.
Un abrazo guapa

MarianGardi dijo...

¡El dolor de una madre!
Triste y muy intenso el relato.
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