viernes, 8 de enero de 2010

SUEÑOS DE PAPEL

Y pregunto:
-¿Por qué aceptas seguir así?
-Soy musulmán y la fe en Alá me reconforta.
Moussa roza casi con sus yemas un cielo de futuros imperfectos.
Nervios aplacados por promesas venideras, ansiedad contenida, clandestinidad de meses, años. Sin embargo a su fin toca la noche de pateras, rejas y hacinamiento. Es la hora de la verdad legal y verdadera.
Tras de sí deja lágrimas, súplicas, abusos. Su historia es la de un fracaso y una negación concatenada a las miserias más humanas, a la incomprensión.

La prosperidad, el maná, es la única esperanza para rasgos faciales de distinta religión.

Moussa duerme para no sentir el rugido del hambre, para no enloquecer en la espera interminable y, en silencio, se dice:”Nada hay que perder y mucho que ganar”.
Con el coraje en su ánimo, el tesón en sus manos, se confunde entre miles de ojos negros que, al igual que él, intentan hacerse hueco en un mundo difícil de descifrar: fácil para unos, elitista para muchos, marginal para quien el tiempo juega en su contra.

Balanceándome en mis nubes de algodón contemplo el transcurrir de su lucha.
-Si me muero da igual, porque habré logrado llegar a España.
La piel se me eriza.
Se achica mi ánimo vulnerable.
Se me agranda el remordimiento de mis brazos inertes.

Asistentas, albañiles, camareros, serán las profesiones a las que asir el pan de los suyos. Después, si el mañana existe, ghettos de césped y jardín donde anidar recuerdos, nostalgias y carencias. Cada domingo, el parque será el mosaico de sus vidas, la exposición de sus realidades. Nacerán amores, compañerismo, calor. Unos a otros se apretarán para sentir que no están solos, para hallar la comprensión que no encuentran.

A Moussa le dolerá que miremos con desconfianza, que la hermandad recele, que dudemos de su honestidad y pensemos que todos son ladrones de guante sucio.

De franqueza se tiñe la mentira. Es el juego del falso y verdadero porque, mientras luchan por futuros mejores, la realidad viste la cara de una evidencia nada grata: racismo, odio, marginación, intolerancia, injusticia, revanchismo. Esta es la única verdad sincera.

Y mientras tanto:
las pateras- símbolo de libertad- seguirán navegando hacia la nada…
Escalera de leño, cosida con retazos de rabia y hambre, escalará al cielo, teñido de sangre y fuego, imposible sobre un mañana que no existe.
Muros de alambre que, a jirones, corta tu piel seca, Moussa, pero no así tu anhelo de la tierra prometida.
África negra, con la utopía de un futuro aún intacto, se cuela por las rendijas de agua y tierra. En tu rostro: dolor y pánico.
Pronto tus sueños serán de hojalata y su brillo habrá volado a paraísos perdidos.
Marea humana que camina por el desierto de infiernos venideros. No es arena, no hay oasis, sino un cementerio de cuerpos sin hados que, una vez, la estrella de David alimentó de miseria y esperanza para aquellos cuyas manos estaban vacías y, sin embargo, la quimera animó a su vuelo.

Moussa: ¡Corre, corre!… seguro que Alá te espera.

4 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Qué dura es la vida a la que se enfrentan cada día para decidir pasar el estrecho en esas pateras a cambion nde su vida y se autenticas fortunas.
Un abrazo amiga.

Perlita dijo...

He convivido nueve años de mi vida con muchos chicos musulmanes cargados de ilusiones, de sueños que todos se basaban en la emigración. Algunos lo han logrado, se han integrado y, aunque ahora el paro es víbora para ellos y sus familias aquí siguen luchando por sobrevivir.
Otros...mejor no recordarles. Se equivocaron. Interpretaron mal y no sé si Alá les esperará, o los despreciará, la verdad...
Un abrazo y ya veo que sigues tan prolífica como siempre literariamente hablando.
Besos.

Petardy dijo...

Feliz 2010 (aunque sea con una semana de retraso) desde Petardylandia :D

calamanda dijo...

Dos bonitos relatos para comenzar
el año.

Un beso.