El Hogar de los Fernández Espinosa normalmente es
un lugar tranquilo sobre todo los domingos. Los jóvenes pactan con la resaca un
cese de hostilidades, un descanso para afrontar la nueva semana. Los mayores,
un roto con la rutina y un affaire con actividades lúdicas.
Gerardo, el padre,
y Olivia, la hija, leen la prensa. Bueno, la joven tartamudea las
cabeceras de las noticias, es incapaz de introducirse en la letra pequeña.
-Papá, no sé cómo puedes sumergirte en el periódico,
las noticias me recuerdan a los jinetes de la apocalipsis o las diez plagas de
Egipto.
- La falta de un proyecto que de estabilidad a la
sociedad, al mundo, la ausencia de un guía a modo espiritual, llamémoslo así.
La ausencia de unas leyes que protejan al ciudadano hace que este pierda la fe
y un ser humano sin fe está abocado al desastre. O cuando presiente en su
convencimiento que todo está perdido, qué más da lo que haga, es un león que
arrasa con todo lo que pilla por delante… Desolador y aterrador, ambas
sensaciones por igual.
-¡Qué optimista estás, Papá! Yo desde luego no
pierdo el tiempo en lecturas que me destrozan la moral.
-No vas descaminada, Olivia. Cuando la vida, la
sociedad, no funciona o se enturbia, la gente se evade en las cosas más inverosímiles, se refugia donde
puede, se defiende con piel de oso.
-Anda deja de filosofar, papi, y recomiéndame una
peli de esas tuyas de los años cuarenta o por ahí.
-¿Ves? Te estás evadiendo de la realidad-Gerardo
calla un momento, como si estuviera reflexionando-… Finales de los cuarenta, el
mundo trataba de salir del caos que habían supuesto dos guerras mundiales con
bomba atómica incorporada, en España, una guerra civil, una España abocada al
silencio y a pagar por sus pecados…La abuela contaba que entre la miseria
siempre se hallaba una luz. Un baile, una festividad, una boda ramplona, la
vendimia, ¡qué tiempos aquellos!, y el mundo emergió de su propia destrucción…
-Y ahora, Papá. El mundo es cíclico, la sociedad,
también… ¡Anda! En Twitter cuentan que se ha casado el príncipe Harry. Pon la
tele, hay un programa especial… ¡Uff! Los cotilleos que están contando.
Enciende, enciende la tele rápido, papi.
-Ciento cuarenta caracteres te sirven, Olivia,
para encender tu evasión-Gerardo suspira, se ríe y pregunta- ¿Qué canal te
pongo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario