domingo, 3 de junio de 2018

TRINOS EN LA HABANA


Allí, en la Habana gaditana, los barrios son calles de un suspiro largo y casas bajas de azúcar. De sus balcones penden geranios de un rojo que revientan granas y pájaros cantantes que silban a la mar en mañanas de luz.
Se hacen coro unos a otros  mientras en los patios de las casas abren las ventanas al mundo que vive ahí fuera rodeado de mar y aroma a yodo.
En las entradas de las moradas humildes no deja de relucir el verde de sus plantas y su azulejo andaluz.

Salía prendida de ese duende de aguamarinas cuando un muchacho me paró. De una mano emergían trinos y al ir a buscar el cante jondo pajarero mis ojos se toparon con unos brazos agujereados de cavernas sin noche. Enmudecí, pero su voz insistió y le miré de frente… Aún conservaba la luz del sur en su rostro a pesar de los estragos malditos a los que aboca la vida a muchos débiles sin salida.
¿Por cuántos amaneceres resistirían aquellos ojos de luz gaditana? Me pregunté apenada y los pajarillos que llevaba me respondieron cantándome entre el azul y el blanco de aquella tierra. Mi sonrisa yacía a sus pies y mis recuerdos colgados de una tumba de aquel que sucumbió a los encantos de un sueño fácil, o de una huida a ninguna parte.

Calle abajo, los trinos y gorgoteos derrochaban una sonrisa amable en todo aquel que los escuchaba. Mis pies fueron en su busca, mis oídos necesitaban de su trino mientras la tristeza me hacía comprender las luces y sombras de una realidad en cualquier rincón del mundo.

El sur es una tierra diferente, tan hermosa que hasta la miseria tiene su luz propia…

1 comentario:

Reina Letizia dijo...

¿La Habana gaditana? ¡Y yo sin conocerla! Hacienda me paga pocos viajes. Me estoy dando de cuenta.

Besos de Reina