jueves, 17 de noviembre de 2011

RETRATO DE UN HOMBRE TRANQUILO


No sé de qué color son tus ojos; lo que sé de ellos son las preguntas que me transmiten dentro de la calma que navega dentro de su ser.
Llevas colgado en la memoria estanterías repletas de sabiduría de lo más variopinto. Eres un reflejo de tu despacho entre mariposas colgadas en la pared, y microscopios en la mesa y setas en el aire.
Vives en un mundo aparte de los humanos con los que tienes en común tan sólo las extremidades. En tu orbe no entra cualquiera, rechazas al hombre en general, pero yo soy una excepción. Me siento en tu puerta, no llamo, siempre me abres como si presintieras que estoy ahí; creo que me perdonas hasta la peste a tabaco que dejan mis colillas colgadas en la barandilla de la escalera.
Creces hacia dentro, pero quienes te conocen ven las raíces que hincas en la tierra.
De niño a hombre hay tan sólo un paso que salta de una ficha a otra como en el dominó.
Tu humor es negro como el cobalto de un océano bravo; a veces me despistas y creo que mis velas se han roto.
Pintor de sensaciones, tu autorretrato está hecho a carboncillo y nubes en pasteles anaranjados.
Desde que te veo a la vereda del mar, te has convertido en esos amaneceres que, en calma, pero con la rapidez de los segundos transmutas a ave que vuela sobre nosotros. Iluminas ideas con la sencillez del sabio ignorante, con la lentitud que has trabajado a tu ánimo de hombre tranquilo, sin mezclas ni conservantes, sólo con Sintrom para que siga latiendo tu corazón; eres una especie de hombre en calma en el otoño de tu vida.
Así te veo después de tantos años, desde aquel agosto en que nuestros caminos se cruzaron y se hicieron uno para contemplar la amistad desde cualquier arista.
El erudito eres tú. Yo, la veleta que gira alrededor tuyo esperando a que me muestres alguna página de tu biblioteca. Te contaré que yo también estoy aprendiendo la lentitud de las horas, la calma chicha de un espíritu sereno, tranquilo, el de las cosas de la vida que llegan sin hacer ruido. Cuando uno emerge de océanos oscuros a los que nunca debió de ir- más que nada porque perdió el tiempo miserablemente con lo caro que es y sin opción de marcha atrás- cambia de sintonía su ser. Te vuelves real para tu yo íntimo y personal seduciendo a tu corazón para seguir sonriendo a la primera nube que caiga en gotas cristalinas sobre tu cabeza.
Toda persona tiene una melodía con la que gira entorno a la vida;la tuya es “Don`t give up” cantado por Ainoa Arteta; la mía en este momento es “Sad Eyes”,también de Ainoa Arteta… Y así vamos haciendo olas de espuma blanca. Tú pintando con pinceles y el objetivo de tu cámara y, yo, con letras que me salen de dentro.
Te pido una cosa antes de partir: sigue siendo un hombre tranquilo. Las nubes de algodón te serán favorables, y el mar te mostrará los mejores susurros de tu estrella marinera con la que llevas prendido a su solapa nada menos que cuarenta años; haz que todos podamos disfrutar de ello.
¡Adiós amigo!

3 comentarios:

calamanda dijo...

Qué alegría, MªAngeles!... reencontrarme otra vez contigo y con tus hermosas letras.
Me di cuenta que estabas ausente, vi que estabas tiempo sin publicar, también yo he estado alejada pero de diferente manera.
Muy bonito lo que he leido, como siempre es un placer para mí.

Recuerdos y un beso.-

José Ramón dijo...

Mª Ángeles Interesante este narración muy acertada
Feliz fin de semana.
Un cordial saludo desde…
Abstracción textos y Reflexión.

Princesa Guerrera dijo...

Hermosos escrito